jueves, 21 de abril de 2016

Oscuro

La oscuridad inundaba mi habitación. No podía ver nada. Cerré los ojos y comencé a guiarme con mis manos. Te quité la camiseta. Mis manos acariciaban con cuidado tu espalda. Me gustaba demasiado esa sensación de electricidad. Entonces, acerqué mis labios a tu espalda y fui dejando un rastro de besos desde tu cuello hasta el final de tu espalda. Tu piel se erizaba con cada uno de ellos. Te pedí que te dieras la vuelta. Sabía que me mirabas aún estando a oscuras. Te acaricié la cara muy lentamente. Te abracé para poder aspirar tu dulce aroma. Fue entonces cuando, con mucho cuidado, me guiaste hacia tus labios sujetándome la barbilla y al fin nos pudimos fundir en un beso de película.

Abrí los ojos y la oscuridad inundaba mi habitación. Ya no estabas allí. En realidad, nunca estuviste. Solamente en mi imaginación. Me encantaría que supieras que pienso en ti, pero seguramente tú ahora estés dormida sin imaginarte si quiera que yo estoy aquí.